Escenografía para MESBG: Tablero de lava

Bueno, cerramos el año 2021 con una entrada dedicada al que ha sido el último proyecto para el Desafío de Escenografía de La Guerra del Anillo, la magnífica página de la comunidad hispana dedicada a Middle Earth Strategy Battle Game: un tablero de lava.

Creo que es una muy buena forma de cerrar el año, pues el Desafío ha sido uno de los leitmotiv de este año, ocupando cada dos meses un lugar en La Taberna.

Podía haber cerrado el año reflexionando sobre estos últimos 12 meses, pero dejo algo así para el comienzo de 2022, uniendo el repaso a los posibles proyectos de futuro.

Pero ahora vamos a lo que da título a la entrada: el nuevo tablero de lava.

Me decanté por volver a repetir la idea del tablero tras hacer el que incluía fisuras en el terreno (aquí) por varias razones, de las que no sabría decir cuál fue más determinante.

Una razón era que tras organizar el almacenaje de escenografía volvía a tener muy a mano unas antiguas planchas de poliestireno similares a las que usé con el anterior tablero. En su día, sirvieron de voluminoso «tapete» de juego sobre el que poner escenografía de Mordheim o Warhammer 40.000. Pero sólo eran unas planchas pintadas de negro y con un pincel seco gris por unas de sus caras. Así que comprando un par de tablas de DM de la medida adecuada, tenía el material básico.

Otra razón era mi satisfacción por el trabajo anterior. Hacía muchos años que no realizaba un tablero, y realizar ése me gustó. Además, no es un elemento difícil de almacenar, pues al ser plano, pueden apilarse unos sobre otros con sólo mantener algo de cuidado al hacerlo.

Una más sería la opción de unir un nuevo tablero de medidas similares al anterior. Al terminar el anterior, perfecto para las medidas que suelen describirse en muchos escenarios del juego, pensé que no estaría mal ampliarlo al doble, de tal forma que pudieran jugarse partidas de mayor tamaño o de otros sistemas de juego que requiriesen otras medidas. Siendo así, podía optar por un tablero que continuase el terreno baldío o que mostrase algo más del bosque destruido. Pero pensando en hacer algo diferente, me decidí por hacer mi propia versión de un tablero de lava, que también podría encajar en escenarios de Warhammer 40.000 o Star Wars: Legión, por ejemplo.

Una última razón podría ser el tiempo disponible. Aunque sabía que durante el mes de noviembre iba a ser muy difícil tener un hueco libre, diciembre iba a ser diferente, permitiéndome ocupar algunas mañanas casi al completo para darle el impulso suficiente y necesario al proyecto.

Como digo, sabía que noviembre no iba a ser muy efectivo, así que me limité a recabar información e inspiración y a comprar el material necesario.

El número 160 de la antigua White Dwarf y el número 45 del coleccionable de fascículos Batallas en la Tierra Media, dedicaron sendos artículos a la creación de tableros de Mordor surcados por ríos de lava. Ambos proyectos eran diferentes, pues mientras el primero presentaba bordes de aspecto más rocoso junto a los ríos de lava, el segundo los tenías más recortados e incluía más «islas» en estos. Pero ambos dan muchas ideas si uno se va a enfrentar a un proyecto similar. Así que con esas ideas en la cabeza, me puse manos a la obra.

Corté las dos tablas de DM que había adquirido para tener dos secciones de 60×60 centímetros, las mismas medidas que el anterior tablero, e hice lo mismo con una de las planchas de poliestireno que aún conservo. Después, tal y como hice en el anterior proyecto, uní con cola blanca cada una de esas piezas a los tableros.

Tras comprobar que las dos secciones habían quedado perfectamente unidas, dibujé con lápiz los ríos de lava que fluirían por ellas. Pensando en la posibilidad de unir etas dos nuevas secciones al anterior tablero o a cualquier otro, dejé dos lados totalmente firmes, sin que saliera o entrara por ellos ninguna ramificación de los ríos de lava. Pero también me preocupé de que los extremos que sí los tenían encajasen de una u otra forma, es decir, que se pudieran poner a la derecha o a la izquierda indistintamente. Para ello, fue suficiente medir por dónde saldría/entraría cada una de las ramificaciones o brazos del río y replicarlas en el otro extremo.

El ancho del río no supera casi en ningún punto los 5 centímetros, lo que permitiría que todas las miniaturas, no sólo de MESBG sino también de otros sistemas, pudieran saltar de una orilla a otra en casi cualquier lugar del tablero.

Podía haber cortado la plancha de poliestireno según ese dibujo antes de pegarla a los tableros, pero preferí pegarla antes y crear el río después, pensando en la solidez que me daría tener el conjunto unido desde el principio, sin importar si algo del poliestireno quedaba pegado al tablero (de hecho, creo que puede apreciarse algo así en las siguientes imágenes).

Con los surcos hechos, pasé a texturizar ambas secciones, usando cola blanca y la misma arena de decoración que vengo usando para la escenografía.

En este punto, y antes de continuar, decidí pintar lo que era toda la superficie plana del tablero: Negro como color base y pinceles secos de Gris y Blanco (todos de Acrylic Studio de Vallejo).

No quería que los bordes de la roca fueran muy rectos, pero al mismo tiempo quería que fueran cortes en la roca, por lo que tenía que pensar en una manera de texturizarlos. Recurrí, como otras veces, a la masilla tapa agujeros, por la facilidad que ofrece para aplicarse y su increíble precio. La apliqué en el interior de cada corte, en las que serían las paredes de roca en contacto con la lava. No me preocupé mucho de alisarla al aplicarla, ya que se trataba de una superficie rocosa. De todas formas, cuando ya estuvo algo seca, usé una pelota de papel de aluminio para darle un aspecto aún más rugoso y rocoso.

Cuando la masilla estuvo bien seca, la pinté de la misma forma que la superficie plana del tablero.

Llegó entonces el turno de la lava. Para darle forma, recurrí otra vez a la misma masilla, pero en esta ocasión sí que me preocupé de que no presentase formas poco apropiadas para este tipo de superficies.

No me ha ocurrido hasta ahora, pero pensando en que el DM pudiera combarse por la humedad que aportaba la masilla a la madera, cuando la terminé de aplicar apilé las dos secciones y coloqué sobre ellas una considerable cantidad de peso. Así, mientras se secaba, evitaba que pudiera producirse alguna deformación de las secciones.

En cuanto a la pintura de la lava, usé un rojo de Citadel que posiblemente sea Blood Angels Red. Y aclaro lo de posible, porque se trata de uno de los bote rescatado, sin nomenclatura alguna, y que ha resultado estar en mejor estado de lo que creía.

Sobre ese color base, apliqué un lavado con lo que supongo es Reikland Feshshade, otro bote rescatado también de Citadel y sin nomenclatura. En las fotos inferiores quizá no se aprecie tanto la diferencia, pero sí creo que puede verse un tono algo más oscuro en la de la derecha, ya con la tinta.

Una vez seco el lavado, apliqué un pincel seco generoso con Naranja Fuego de Game Color, otro bote rescatado que también ha resultado estar en mejor condición de la esperada. Me centré en la zona central del río de lava, dejando los márgenes con el color rojo base y la tinta. Tras él, apliqué otro pincel seco, igual de generoso y aún más centrado con un antiguo bote (otra vez rescatado) de Sunburst Yellow de Citadel.

En ese punto, creía que no iba a conseguir el efecto que buscaba y como tenía aún tinta rescatada sin usar, apliqué un nuevo lavado con ella.

Finalmente, realicé un perfilado con blanco en todas las zonas de mayor relieve de la lava, que me ayudaron a realizar esas líneas que se ven en la imagen.

Tratando de darle algo más de opciones al tablero, preparé algunos «puentes» de roca que permitieran mejor acceso entre unas zonas y otras, sorteando así los ríos de lava.

Para ello usé algunos de los trozos de poliestireno que habían salido de la formación de los mismos ríos. Con la sierra de poliestireno los corté en la forma adecuada, pensando siempre que el arco fuera de 5 centímetros, y los cubrí con cola y la misma arena de decoración.

Cuando ya estuvieron secos, los pinté de la misma forma que el resto del tablero.

Antes de dar por finalizado el proyecto, se me ocurrió añadir un par de fumarolas, para colocar en las zonas donde había más superficie transitable y crear así algún obstáculo o elemento que rompiera la línea de visión.

Lo primero que hice fue rescatar alguno de los trozos sobrantes de poliestireno y lo partí por la mitad. En ambos pedazos hice un orificio central y «tallé» alguna forma en el contorno. Esas piezas las pegué sobre unos trozos sobrantes de DM y los cubrí de cola blanca y la misma arena de decoración.

Y como hice con los «puentes», una vez secos, los pinté siguiendo el mismo procedimiento. El toque final fue pegar algodón en el orificio que había hecho y pegarlo con silicona líquida en él, estirarlo y rociarlo con laca para darle un poco de consistencia. Aunque el agujero no se iba a ver, lo pinté con una mezcla de tonos amarillentos y verdosos que no se aprecia en las fotos, claro.

Y aquí el tablero al completo listo, con los inevitables orcos haciendo de modelos una vez más.

Terminamos aquí el año, con muchas fuerzas para el que comienza ya mismo.

¡Feliz entrada de año! ¡Nos leemos en un par de días!