¿A qué jugamos en casa con los más pequeños? La vuelta al mundo en 80 días

Cerramos el verano oficialmente hablando de un juego basado en algo muy propio de la estación: los viajes. Más concretamente en uno de los más famosos de la literatura universal: La vuelta al mundo en 80 días.

Basado en el clásico de Julio Verne y publicado en español por DEVIR, desgraciadamente se encuentra fuera del catalogo actual de la editorial, aunque no debería ser difícil hacerse con él. Porque lo cierto es que estamos hablando de un juego con casi 20 años y que ha visto diferentes ediciones.

Recuerdo que la primera vez que lo vi me vinieron a la mente dos títulos similares. El primero el juego que NAC lanzó en los años 80, que compartía título, La vuelta al mundo en 80 días, aunque no mecánicas. En este se trataba de realizar el viaje gestionando nuestros recursos económicos de manera más similar a lo que hicieron los protagonistas de la novela y no faltaban los habituales mazos de cartas de casi todos los juegos de la compañía española y que nos proporcionarían ayudas o supondrían obstáculos en nuestro camino. El otro, Buen viaje, se trataba de un juego publicado por EDUCA y que tuvo dos versiones: una genérica y otra para niños. A esa segunda, que aún conservamos, dedicamos muchas tardes en nuestra infancia que recordé al ver el juego de DEVIR. Su mecánica, aunque incluía dinero, se basaba en tiradas de dados, y el propósito del viaje no era exactamente dar la vuelta al mundo. Los jugadores tenían unas tarjetas, algo similares a los recorridos de ¡Aventureros al tren! en las que aparecían las ciudades que debían visitar y de las que debían obtener una postal de recuerdo.

El que nos ocupa, tiene como objetivo el de la obra de Julio Verne, así que partiremos de Londres y tendremos que regresar a la misma ciudad en el menor tiempo posible. Para representar su paso y transcurrir, tenemos alrededor del tablero algo similar a lo que encontramos en otros juegos para llevar la puntuación y que aquí servirá para ir señalizando los días que consumimos en cada desplazamiento. ¡Muy importante! El jugador que llegue en último lugar a Londres quedará eliminado, aunque haya empleado para su viaje menos días que el resto. ¿Cómo puede ser eso? Pues porque los desplazamientos que tienen que realizar los jugadores de una ciudad a otra no van a suponer el mismo número de días para todos, ni todos van a necesitar para ello el mismo número de turnos.

Los desplazamientos entre ciudades se realizarán usando el medio de transporte indicado por la silueta que acompaña a la flecha de desplazamiento: tren, barco, ambos, o elefante; y, a veces, no será suficiente usar un único tren o un único barco. Estos medios de transporte están representados en cartas con diferentes valores numéricos que serán los que nos indiquen el número de días que consumimos en realizar el viaje. Es decir, para realizar un trayecto en barco podemos hacer uso de una carta de barco marcada con el 6 o de una marcada con el 8, suponiendo la primera opción una ventaja frente a la segunda. En case de necesitar do transportes del mismo tipo tendremos la opción de usar dos cartas con el mismo valor numérico, siendo efectiva sólo una para la cuenta de los días empleados en el viaje. Así que si usásemos dos cartas de barco con el número 7, no habríamos consumido 14 días de viaje, sino sólo 7.

Al inicio del turno y según el número de jugadores en la partida, se colocarán en uno de los bordes del tablero una serie de cartas bocarriba. Cada carta se coloca bajo un icono que representa una acción en el turno. A continuación y por orden, los jugadores irán escogiendo una de esas cartas/acciones, realizando sus elección en función de sus intereses, bien porque prefieran hacerse con medios de transporte o quieran realizar la acción asociada a una carta. Cuando cada jugador escoge, puede realizar su movimiento en el tablero.

Al llegar a los diferentes destinos el primer y último jugador reciben recompensas, representadas por unas fichas dispuestas junto a los mismos, y que esconden diferentes ayudas: monedas, cartas o días adicionales en el viaje de sus contrincantes.

Además de los peones que representan a los jugadores en el tablero, podremos ver y mover al que representa al Inspector Fix, de Scotland Yard, y que puede suponer un retraso en los planes de viaje.

Un juego muy sencillo de aprender y jugar y nada largo, que me gustó desde la primera partida y que hemos rescatado este verano con los más pequeños. Y a ellos también les ha encantado. Mi hija mayor (9) jugó sola y lo disfrutó sobremanera, haciéndose con la mecánica desde el prime instante y yendo en cabeza durante toda la partida. Un último turno con muy mala suerte le hizo ser la última en llegar a Londres y le privó de la merecida victoria. Aunque el juego está recomendado a partir de 10 años, la misma comunidad de la Board game Geek lo rebaja a los 8. Mi hijo pequeño (5) no jugó sólo, evidentemente, aunque comprendió bastante bien la mecánica y estuvo atento a los transportes que necesitaba para ir de una ciudad a otra.

Me parece uno de esos juegos que suelen pasar algo desapercibidos y con algo menos de aceptación por las comunidades de jugadores por su simpleza. Sin embargo, lo veo encajar perfectamente como juego familiar e incluso como juego para niños. Y no podemos olvidar que ha recibido a lo largo de su vida numerosas nominaciones en diferentes certámenes de juegos, por lo que no hablamos de un juego menor. Así que creo que es una pena que haya dejado de estar en el catálogo de la editorial, algo que ya pasó anteriormente, por lo que quizá viva una nueva reedición en un futuro. Ojalá sea así y vuelva a ofrecer tardes lúdicas en familia.

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