Reseña Vintage: PAC-MAN/COME-COCOS

Hace un par de meses abríamos un nuevo frente con la reseña de Come-Cocos/Pac-Man (aquí) y seguimos su estela con una nueva entrada dedicada a rescatar algunas de las piezas clásicas que conservamos en la ludoteca familiar, una mezcla de reseña y «unboxing» o desencajados (a los que siempre habíamos llamado de otras formas).

Y no carece de sentido que lo hagamos con el siguiente título, pues sólo un año después de que MB JUEGOS (Milton Bradley Games) hubiera adaptado el primero que comentamos, lanzó una nueva adaptación del mundo del videojuego, todo un clásico: PAC-MAN/COME-COCOS.

ABRIENDO LA CAJA (UNBOXING VISUAL)

La caja en la que se nos presentaba tenía el clásico formato rectangular de MB, aunque de menor altura que otros juegos de la época. Completamente rotulada/serigrafiada en español y repleta de imágenes comentadas del mismo juego, en una de sus esquinas se nos indicaba que se trataba de una edición multilingüe: español, alemán, inglés y francés.

Al abrirla, lo primero que encontrábamos era el tablero, que ocupaba todo el espacio de la caja y estaba doblado por la mitad, tratándose por tanto de un tablero cuadrado.

Al levantarlo, teníamos un inserto de plástico en el que encajaban los cuatro enormes Come-Cocos de colores diferentes, los recipientes para almacenar las bolas/canicas correspondientes a cada uno, los dos Fantasmas, las bolas/canicas en blanco y amarillo que simulaban los puntos que comíamos (56 blancas y 4 amarillas), y un par de dados. Todos los componentes eran de plástico rígido, salvo los dados, que eran de madera, y, obviamente, las canicas. Se incluía también unas pegatinas para colocar ojos tanto a los Come-Cocos como a los Fantasmas. Desgraciadamente, esas pegatinas solían despegarse y actualmente sólo conservamos algunos ojos. De igual forma, los dados de madera de muchos de los juegos de aquellos años, iban perdiendo la pintura que se había usado en los puntos que representaban las cantidades, lo que hacía más difícil su lectura según avanzaban el tiempo.

También se incluía un pequeño libreto, en formato A5, con las instrucciones de montaje de los Come-Cocos y las del propio juego. Los jugadores más despistados quizás se sorprendieran al tener entre sus manos el libreto y pasar página tras página en busca de las instrucciones en español… ¡que no existían!

Bueno, sí existían, pero no habían sido incluidas en el libreto general de instrucciones. Al tratarse de una caja diseñada para el mercado español, supongo que se pensó en ahorrar costes, usando el libreto que ya existía con las instrucciones en inglés, alemán y francés. Así que se imprimieron en el interior de la tapa.

Creo que hoy en día el juego no vendría en este formato, pues la caja parece tener espacio desaprovechado. El inserto tiene ocho espacio circulares sin uso alguno y el espacio rectangular central, destinado a las canicas, podrían también haberse ahorrado, ya que éstas caben perfectamente en los recipientes de almacenamiento de cada color. Además, las diferentes divisiones del inserto no sirven para que los componentes encajen totalmente, pues son demasiado bajas y permiten que bailen por la caja en cuanto ésta se vuelca.

Quizá el tablero se hiciera más pequeño, o más plegable. Y aunque las figuras que representan los Fantasmas pudieran hacerse más pequeñas, no sé si los Come-Cocos serían susceptibles de la misma reducción, ya que una de las principales gracias del juego era representar con estas fichas cómo nos comíamos los puntos, simulando la acción del propio videojuego.

Éste era una perfecta simulación de la pantalla, aunque se incluían cuatro espacios de diferentes colores, como punto de partida de las fichas de Come-Cocos de los jugadores. No existían, así, el lugar de salida en el centro, justo debajo de la guarida de los Fantasmas, y tampoco se habían incluido componentes o reglas para que apareciesen los premios en forma de frutas o dulces. Sí se había conservado la posibilidad de desaparecer por un extremos del tablero y aparecer por el contrario.

Como curiosidad, una par de años después del lanzamiento de este juego, MB fue adquirida por otro gigante de la industria del ocio: Hasbro.

EL JUEGO

El juego consiste en hacerse con el mayor número de canicas blancas. Para eso, los jugadores lanzarán por turno ambos dados, debiendo elegir qué puntuación será la que usen para mover su enorme ficha de Come-Cocos. Al moverse, lo harán de canica en canica, sin tener en cuenta los puntos azules que aparecen en el tablero y que son sólo «atrezzo«, para que resulte todo lo más parecido posible al juego original. En ese movimiento, los Come-Cocos irán tragando las canicas que encuentren, depositándolas en su cuenco correspondiente al finalizar el turno.

El dado que los jugadores hayan decidido o usar, servirá para mover a uno de los Fantasmas, a elección del jugador. por supuesto, la idea es alejar a estos incómodos transeúntes de nuestro camino y acercárselos a nuestros contrincantes.

Las canicas amarillas no tienen ningún efecto a la hora de determinar quién es el ganador, y sólo tratan de representar los enormes puntos estratégicamente colocados del videojuego y el poder que otorgaban al comérnoslos. De esta forma, al avanzar con nuestros Come-Cocos, quizá nos traguemos alguna de estas escasas canicas. Al hacerlo, podremos comernos a cualquier Fantasma que encontremos en nuestro camino, devolviéndolo a su casilla de salida. pero sólo podremos hacerlo en el mismo turno en el que nos hayamos comido la canica amarilla, simulando así el efecto pasajero del videojuego.

El juego resulta así de una extrema simpleza, como lo era el videojuego, aunque en este caso no veremos acelerar los movimientos de nuestros enemigos, incrementando así la dificultad.

Ha sido todo un descubrimiento para mis hijos (10 y 6), y a pesar de esa evidente simpleza, les encanta ponerlo sobre la mesa y repetir partida tras partida. Quizá precisamente por ello, por lo fácil que resulta ponerse a jugar con él y lo ágil que resulta. Por supuesto, para los mayores, jugar con ellos ha sido volver a nuestra infancia, tal y como comentábamos el mes pasado con Donkey Kong.

A ver qué seguimos rescatando…

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